Nuestra historia
A continuación presentamos una reseña histórica de nuestra asociación, reconstruida con los testimonios de tres de sus cuatro fundadores: Marco Mora, Liliana Sandí y Yamile Thyme.
Estos son los testimonios de don Marco Mora:
Yo me acuerdo que la primera vez que jugué Scrabble con algunos amigos, entre los cuales estaba Leo (esa era la segunda vez que Leo jugaba en su vida, había jugado una vez en el Calasanz con unos padres españoles), fue hace unos quince años, a nivel familiar. Aunque éramos muchos, todos jugamos en dos tableros al mismo tiempo.
Antes habíamos jugado todo tipo de juegos de mesa: dominó, tablero, uno… Pero dijimos “este nos gusta mucho”, y cogimos la fiebre… Inicialmente jugábamos en grupo, pero poco a poco él y yo empezamos a jugar solos. Nos reuníamos por las noches a jugar tres y cuatro partidas. Como jugábamos sin controlar el tiempo, tal vez en alguna partida tardábamos hasta hora y media o dos horas. Nos daban las madrugadas jugando…
Me acuerdo, entre las anécdotas, que cuando se estrenó en Costa Rica la modalidad de abrir las gasolineras las 24 horas con servicio de supermercado, fuimos a estrenar una que abrieron por Hatillo. Jugamos en la gasolinera como de tres a cinco de la mañana y se acercaron unos pachuquillos a preguntarnos qué estábamos haciendo…
Pasamos varios años jugando así, con algunos amigos que se nos unían. Cuando conocí a Yami, en San Andrés, hace trece años, le enseñé a jugar, y a ella también le gustó. Luego, cuando nos casamos, venían amigos a jugar a nuestra casa. En ese momento no nos importaba jugar tres o cuatro personas en el mismo tablero. No sabíamos que era mejor jugar solamente uno contra uno.
Eso transcurrió así hasta que, en 1998, escuchamos en la radio que iba a haber un campeonato de Scrabble, patrocinado por Mattel, y que el premio sería ir a México al torneo internacional. Ese era el segundo campeonato internacional de Scrabble, pues el primero había sido en España.
La eliminatoria fue en el bar “Baleares”, un lugar pequeñito de San Pedro que quedaba ahí cerca del Calasanz, como unos 200 metros hacia el oeste del Más por Menos.
A nosotros no nos extrañó que jugaran tres en un tablero, cuatro en el otro, cuatro en el otro…, porque no sabíamos nada de cómo se jugaba una competencia.
En la primera ronda participamos Yami, Leo, Liliana Sandí, Eddy Amador (que participó por primera vez en ese momento), Ángela Rodríguez y este servidor. La segunda ronda de eliminación fue ahí mismo, ese mismo día, con tableros compartidos con otras personas. A mí me eliminaron en esa segunda ronda. A Yamile también la eliminaron, y Leo llegó a la final, en medio de un gran escándalo, porque como era un bar, había mucho ruido. La final constaba de una sola partida.
Me acuerdo que Leo terminó ganando esa final contra Lili, porque se había aprendido de memoria la palabra ox, y puso ox en algún momento. También había aprendido que existe oxe, entonces completó oxe y luego al final puso oxea, y con esa palabra, probablemente sin llegar ni a 300 puntos, fue el ganador. Así concluyó el primer torneo nacional.
Luego, cuando Leo fue a México se dio cuenta de que se debe jugar uno contra uno, de que es importante cambiar fichas (nosotros nunca cambiábamos) y otras pautas que aprendió allá. Antes de eso, cuando nos iba bien hacíamos 300 puntos; en cambio, cuando Leo volvió de México, en cuestión de meses ya llegábamos hasta 400. Empezamos a subir el nivel, empezamos a decirle a más gente que jugara, empezamos a ver quién más tenía fiebre por el juego y empezamos a jugar más entre nosotros ya a nivel competitivo. En algún momento compartimos bastante con Liliana y cogimos la rutina de jugar a nivel competitivo y con reloj.
Para el siguiente año estábamos esperando la convocatoria, y, efectivamente, en algún momento empezaron a anunciar que había otro campeonato de Scrabble. Llamamos por teléfono y nos inscribimos. Esta vez estábamos más seguros de lo que íbamos a hacer. La eliminatoria se realizó en “Órale”, un bar de comida mexicana ubicado en Multiplaza de Escazú. Con la publicidad que hacía Mattel, a nivel masivo, llegaba bastante gente.
Ahí sí destacamos. No sé si el mismo día de la competencia o un día anterior, hablamos con las personas que estaban organizando el torneo y les hicimos ver que no se juega todos contra todos, en grupos de cuatro, sino uno contra uno. En ese momento todavía la política era hacer más puntos y el premio era ir a Venezuela al torneo internacional.
Sí me acuerdo que Mattel se comprometía a pagarle todos los gastos al campeón, y Leo ganó ese premio por segundo año consecutivo. A Venezuela lo acompañamos Liliana, Leo, Yamile y yo.
Ya en Venezuela se formó la federación internacional (FISE), y se nombró a Leo presidente de la asociación de Costa Rica, sin que esta existiera. Fue la primera vez que se habló de una asociación costarricense de Scrabble y Horacio Moavro dijo que Leo sería el responsable.
Ese año regresamos con nuevos bríos. ¡Ya teníamos asociación! Aunque nadie la conocía, nos habían dicho que éramos una asociación…
El siguiente campeonato internacional fue en Chile, en el año 2000. Nosotros estábamos pendientes de la convocatoria para la eliminatoria nacional. Esta fue organizada por un muchacho muy joven, quien decidió que fuera en el Country Club de Escazú, prácticamente sin hacerle nada de publicidad. Nosotros nos dimos cuenta de la actividad porque estuvimos llamando por teléfono a la empresa que lo había organizado el año anterior. En esa ocasión llegamos solamente catorce personas. Fue el torneo más espléndido: bufé, bocadillos finísimos, un lugar muy lindo, un salón muy apropiado y demás, pero solo participamos cuatro gatos.
Lili y yo jugamos la final y le gané. En esta ocasión el torneo se jugó como nosotros indicamos que se debía jugar: no por total de puntos, sino por partidas ganadas. Esa vez se unieron al grupo Daniel Carranza y unas cuantas personas más.
En el torneo de Chile quedé en el puesto trece entre cuarenta participantes. Esa ha sido mi mejor ubicación a nivel internacional. Ahí nos dimos cuenta de que habíamos crecido a nivel de juego. Mattel me pagó todos los gastos. Como Lili no pudo participar en ese torneo, Leo ocupó su lugar.
En Chile les manifestamos a los organizadores que Costa Rica era un buen lugar para realizar el siguiente campeonato internacional, por ocupar una posición geográfica estratégica entre los países participantes.
Entonces nos propusimos atraer a más amigos que jugaran con nosotros y, aunque algunos no nos dieron pelota, se hizo un grupo bastante más grande.
Nos pusimos en contacto de nuevo con Mattel y ahí apareció don Marco Zúñiga. Él estaba encargado de organizar el evento, pero nunca en su vida había escuchado nada del Scrabble. Entonces yo tuve una entrevista con él y le dije que teníamos una asociación y que nosotros sí sabíamos cómo se jugaba. Don Marco Zúñiga tuvo la inteligencia de dejarnos que nos ocupáramos de la organización del campeonato y él se encargó de la parte logística. Por eso el torneo fue un éxito.
La eliminatoria a nivel nacional se hizo en dos días, porque ya había mucha gente: como unas sesenta personas en ese tiempo. Se hizo en dos días en un lugar de comida tejana de Escazú que se llama T.G.I.F. La primera ronda fue por puntos y la ronda final por partidas ganadas.
Llegó Mario Villalobos y ahí fue donde me ganó por primera vez. En esa eliminatoria llegué a promediar casi 600 puntos, y aun así Mario terminó ganándome. Él casi nunca había jugado Scrabble y me ganó la primera vez que jugábamos en la vida… Entre los jugadores nuevos también estaba Andrés Chavarría. También llegó François Castells, que jugó con Yamile en algún momento, y no le ganó porque en un nónuple puso la palabra “payasear”, que no aparece en el DRAE.
La final fue a una sola partida y yo quedé de campeón y Lili de subcampeona.
El internacional nos quedó muy bien. Me acuerdo que fue en el Hotel Marriott, en San Antonio de Belén, en un lugar lindísimo, en un salón muy apropiado. Habíamos entrenado como a veinticinco monitores, entre los que estaban Mayela Calderón y Andrea Villalobos. La final se hizo en el Museo de los Niños para que tuviera carácter oficial.
Para el siguiente campeonato la eliminatoria se hizo en el Museo de los Niños. Fue patrocinado por Mattel y lo organizó nuestra asociación. La final se llevó a cabo en el Hotel San José Palacio y el internacional en Buenos Aires, Argentina.
El siguiente torneo nacional fue organizado en su totalidad por nuestra asociación. El campeón fue François Castells y yo el subcampeón. El internacional se realizó en Cancún, México, pero yo no pude asistir. Además de François participaron Leo Marranghello, Álvaro Riveros y Andrés Cabezas.
En 2004 Mattel dejó de patrocinar a la FISE. Esta vez el campeón nacional fue nuevamente Leo Marranghello, y el subcampeón, Andrés Cabezas. Los otros finalistas fueron Yamile, Mario Villalobos, Mayela Calderón y este servidor.
El campeonato internacional se realizó en la ciudad de Panamá. Los participantes tuvimos que sufragar nuestros gastos de pasaje, comida y alojamiento. Los jugadores que participaron en el torneo paralelo tuvieron que pagar también la cuota de inscripción.
Estos son algunas de las vivencias de Yamile Thyme:
Tengo un recuerdo muy agradable del torneo internacional de Venezuela. Resulta que, por casualidad, a los jugadores de Costa Rica nos tocó enfrentarnos a los de Uruguay. ¡Y A TODOS LES GANAMOS!
Pero también conservo un recuerdo negativo de ese mismo torneo. En una de las partidas coloqué la palabra “soque”, que yo había aprendido en Costa Rica y daba por seguro que aparecía en el diccionario académico. Mi sorpresa fue enorme cuando mi oponente me la cuestionó, y más grande todavía cuando el jurado la rechazó. La lección que aprendí en esa ocasión fue que no todas las palabras que se usan en Costa Rica aparecen en el diccionario.
A la eliminatoria nacional para ir al torneo internacional de Chile llegué embarazada. Tenía que jugar una partida con Leo para definir el tercero y el cuarto lugares. Pero le dije “Váyase usted a Chile, porque yo no aguanto más”, y el pobre Mauro, por dentro, decía: “Ya no más Scrabble, por favor…”
Vean la experiencia que me pasó con François en el internacional de Costa Rica. Cuando nos tocó jugar pensé: “¡Diay!, él es francés, no puede saber más español que yo…” Pero yo sabía que él conocía tanto del juego… Viene y me pone un nónuple arriba y le digo: “¿Usted sabe cómo se llama esa jugada que me acaba de hacer?” “Es un nonuple”, me contestó. Y yo, “¡Ah, sí…!” Él perdió la partida porque en el nónuple puso la palabra “payasear”, que no aparece en el diccionario oficial. Pero aun así, yo perdí en esa eliminatoria. A mí me sacó Álvaro Riveros…
Esto es lo que cuenta Liliana Sandí:
Más o menos en 1996 adquirí un juego de Scrabble en la Librería Universal. Cursaba mi último año de Derecho en la Universidad de Costa Rica y tenía un compañero que se ofreció a enseñarme a jugar. Efectivamente, iniciamos el entrenamiento en mi casa, los viernes por la noche. Utilizábamos símbolos de la tabla periódica y cualquier conjugación… Por diversas circunstancias dejé de ver a ese amigo y decidí jugar sola en mi casa. Mis hermanos me decían que estaba loca, y yo siempre les contestaba que a lo mejor hasta iba a llegar a viajar con ese juego.
En 1998, a principios de octubre, en una emisora llamada Radio 2 escuché que se iba a realizar un torneo nacional de Scrabble y que los interesados podían enviar sus datos a un número de fax. En noviembre me llamaron para darme la fecha del torneo y para avisarme que se iba a realizar en el bar “Baleares”, en San Pedro, a las nueve de la mañana.
Era tal mi emoción que me acompañaron mi hermana Marcela y mi sobrino Marco. Cuando llegamos había alrededor de cuarenta jugadores. Y, cuál fue mi sorpresa al ver que entre ellos estaba mi profesor de matemática de la UCR, Leonardo Marranghello. En el acto nos reconocimos (pese a que habían transcurrido bastantes años), y él me presentó a sus amigos Yamile y Marco Mora.
Había bastante desorden. La primera partida fue de cuatro jugadores por tablero y todos tratamos de ponernos de acuerdo con las reglas.
Quedé incluida para la segunda ronda, en la que me tocó jugar con un mexicano radicado en Costa Rica. ¡Le gané, y pasé a la tercera ronda! Esa vez me tocó con Yamile. A lo largo de la partida descubrí que yo tenía una enorme rapidez para armar mis jugadas (como resultado de haber jugado sola por mucho tiempo). Yamile se desesperó a tal punto, que le gané y la saqué del torneo.
Llegó la gran final entre Leonardo y yo (¡guau!, con mi profesor de matemática, ¡qué horror!). Ya estaba comenzando la noche. El bar se fue llenando de clientes, pues más tarde se iba a realizar un torneo de “bagamon”. Como solo quedábamos dos jugadores, la gente empezó a rodear la mesa en que íbamos a jugar. En el bar comenzaron a poner música. El calor con tanta gente alrededor era intolerable, así como el escándalo. Había dos bandos claramente definidos. Ante tal angustia, escándalo y congoja, formé en el atril el Scrabble “violados”, pero por error solo puse “volados” y perdí. Leo quedó de campeón y yo de subcampeona.
Pasado un mes más o menos, Yamile me contó que Leo ya había regresado de México y que quería compartir con nosotros sus experiencias del torneo internacional. Él trajo un manual preparado por los argentinos. Nos dijo que por nuestros promedios éramos principiantes, que debíamos someternos a un régimen de entrenamiento y fijarnos metas si queríamos desempeñar mejor papel el año siguiente. Así lo hicimos. Confeccionamos la lista de palabras de dos letras y jugábamos casi todos los fines de semana hasta tres rondas. Luego Leo se llevaba los resultados y al siguiente fin de semana nos llevaba un cuadro para medir el avance de cada uno.
Para el torneo de 1999 yo estaba embarazada. La eliminatoria se realizó en un bar de Escazú, con la misma dificultad de falta de luz al caer la tarde y el gran escándalo de los parroquianos. Hubo una participación como de treinta jugadores. Los cuatro primeros lugares teníamos derecho a hospedaje y alimentación en el internacional, que sería en Venezuela.
Yo quedé en tercer lugar. También clasificaron Marco, Leo y Yamile. Los cuatro nos fuimos para Venezuela. Fue una experiencia maravillosa. Los venezolanos se portaron espléndidamente, pero nuestro nivel de juego seguía bajo. La experiencia de los sureños era impresionante.
Llegó un inglés, representante de Mattel, quien manifestó que la única forma de que su empresa continuara financiando esos encuentros era que hubiera crecimiento de los clubes de Scrabble en cada país. Ya Argentina, Uruguay, Venezuela y México estaban muy bien organizados y eran modelos por seguir.
En el 2000 el torneo nacional fue en el Country Club, ya con más comodidades para jugar. El internacional sería en Chile, igual con derecho a hospedaje y alimentación. En una partida permití que Marco conjugara el sustantivo OLLAR. No consulté, y de nuevo quedé de subcampeona. Pero como mi bebé estaba muy pequeño, le cedí mi lugar a Leo.
En el 2001 la eliminatoria fue en un bar de Escazú. Ahí nos encontramos con caras conocidas de torneos anteriores. Participamos como cincuenta personas. El internacional fue en Costa Rica. De nuevo quedé en segundo lugar, así que tuve derecho a hospedaje y alimentación en el Hotel Marriott. Igualmente fue una experiencia exquisita. El cierre se llevó a cabo en el Museo de los Niños.
En el 2002 correspondía ir a Argentina. En la eliminatoria conocí a Mario Villalobos, a François Castells y a Álvaro Riveros. Perdí, pues el grupo ya era más grande, más consolidado y estaban apareciendo nuevos jugadores muy buenos.
Siempre se estuvo en proceso de inscribir la Asociación Costarricense de Scrabble, pero no sé por qué motivos nunca se logró. Igualmente, nunca se concretaron los compromisos que Leo, Yamile, Marco y yo adquirimos con Mattel, de promover y enseñar el Scrabble en las escuelas.
Cuando Mattel hizo publicidad en La Nación se abrió un correo para personas interesadas. De esta manera fue como Vera Vega pudo entrar en contacto conmigo. Ella ha sido mi mejor alumna. Nos encontrábamos una vez por semana para practicar.